miércoles, 20 de junio de 2012

Mi mejor recuerdo
Mi mejor recuerdo para tí Choni, para tu ameristad insustituible de mis Ocho años, para mis largos monólogos bajo la luz y el sol de aquel campo tan ancho,en los que tus ojos serenamente sorprendidos eran diálogo.
Choni era un perro que vivía a cinco kilómetros de mi pueblito,en una aldea inusitada en aquella geografía de la Castilla que contiene Cinco años de mi niñez, por donde pasaba un rio enorme que tenía riberas maravillosas, siempre verdes, donde crecían violetas.
En el verano, cuando los dias son largos y monótonos, yo sentía la necesidad de caminar aquellos Cinco kilómetros para encontrarme con los dueños de Choni, en una casa la grande,  llena de gente, donde a la hora de comer, los jornaleros temporales eran caras nuevas que contaban cosas referidas a sitios que no formaban parte de nuestro pequeño mundo.
Mas tarde,cuando el calor se hacía agobiante y todo se quedaba quieto, solo las hoces se movían...!!! Choni sesteaba en cualquier sombra improvisada y yo me refugiaba entonces junto al tesoro excitante de un cajón de libros olvidadamente arrinconado, que me descubrían ideas y mundos insospechados.
Cuando la fuerza del sol se atenuaba,Choni ya fresco y ligero, daba vueltas a mi alrededor no dispuesto a dejarme marchar sola. Y hacíamos juntos el camino de regreso. Hacíamos muchas paradas para merendar,para respirar el aire del atardecer y el olor de la llanura,para contemplar a veces el color de una flor increíble entre la superficie dorada. Y hablabamos, yo tenía muchas cosas que contarte!!!...
Así llegábamos al pueblito triste, sin rio ni riberas,cuando ya la luz se deshacía, y allí junto a las primeras casas,tu hacías mil elegantes piruetas de despedida y te volvías con la mirada un poco más seria y menos risa en el movimiento de tu cola.
Hoy, a unos cuantos años de distancia y a siglos de civilización, tuve que decir algo de mi mejor recuerdo y te hallo a ti Choni recuerdo cercano, a tu amistad, a la expresión de tus ojos, al lenguaje alegre de tu cola inquieta, a los días vividos en la Aldeita alegre de destino triste, a la que un pantano de la España de hoy se tragó.
                                                                                            Mercedes Rubio